lunes, 28 de junio de 2010

LOS PUMAS 41 - FRANCIA 13


Contepomi fue héroe de una histórica tarde para Los Pumas: 31 puntos, dos tries, paliza a Francia y fiesta en Vélez.

Agarrate, Catalina! Que papá te vio. Está can­tando el Himno, hizo un pa­neo por la platea y te en­contró. Ahí en la primera fila, sobre la falda de tu tío Bebe, y lagrimeó, se en­cendió. Momento mágico. ¡Agarrate, Francia! Felipe Contepomi está enfocado, está en todas. Cata, cuatro añitos, y su mamá Paula llegaron de Francia el jue­ves. Se perdieron la serie con Escocia -se perdieron poco- pero no faltan a Vé­lez. “Pa-po-te, pa-po-te”, repite la nena mientras el 10 las hace todas. “Feliiii­pe, Feliiiipe”, estallan las 25.000 personas cuando apoya el primer try de una tarde inolvidable, histórica, para Feli y Los Pumas.

El apertura se divierte. Se le nota. En su primera conquista reflota un clási­co: el festejo Topo Gigio, acuñado alguna vez por Juan Román Riquelme para protestarle a Mauricio Macri, que él ya usó varias veces con la Selección y en Leinster, su ex club ir­landés. “No fue dedicado a nadie en particular. Lo que pasa es que soy muy futbo­lero”, explica después, con una sonrisa. En el segundo try innova en su repertorio: se acuesta en el ingoal, de coté, y sostiene la cabeza con una mano, como repo­sando en un futón. Todo en complicidad con el pú­blico, que otra vez le regala el “Feliiiipe, Feliiiipe”. Un reconocimiento individual casi inédito más allá de la banca que siempre tiene la Selección en casa. A esa altura, Los Pumas ya ga­nan por un impensado y contundente 41-13; de a poco se empiezan a sacar de la espalda los kilos de bronca y frustración por las flojas actuaciones contra los escoceses. Una terce­ra derrota al hilo iba a pe­gar durisimo. Pero, una vez más, este equipo pone el freno en el momento justo y pega el volantazo.

No lo hace a pura pata­da a los palos y al fondo. Se empecina en demostrar que quiere y puede jugar. Felipe, por supuesto, es el cerebro, el motor. Es el Messi de Maradona, con esos slaloms entre rivales que no logran atraparlo; pero también es Maschera­no, por lo que mete y con­tagia; o Verón, por lo que habla y ordena -hasta por la pelada-. “Hay partidos que disfrutás desde la tribuna y otros, como éste, desde adentro de la cancha”, elo­gia Mario Ledesma en re­ferencia a la tarde de Con­tepomi. Y agrega que el 10 parecía de PlayStation. Feli, un vieja guardia (32 años, 68 tests), aclara: “No jue­go a la Play”. Lo suyo no es virtual, es real. Así deja atrás una dolorosa ausen­cia de 19 meses, por una lesión de rodilla.

Treinta pelotas llegan a sus manos. Juega: 14 veces se la guar­da y gana metros; 12 veces la pasa y sólo cuatro las pa­tea (tres en los 22 metros propios, como recurso de­fensivo, y un drop fallido). “Hoy se nos dieron todas. Porque propusimos y nos salieron las cosas. Es im­portante porque nos ayuda a seguir creyendo en nues­tro trabajo, en que vamos por el buen camino”, co­menta. Los franceses, que ya lo sufrieron en el Mun­dial, ahora lo tienen aden­tro, jugando para Toulon.

Vélez también es fies­ta porque Felipe, además de jugar, mete con el pie: cinco penales y tres con­versiones, 80% de efectivi­dad. Termina la faena y no para. Saluda uno por uno a Les Bleus, consuela a un emocionado Vergallo, se abraza con su ladero Fer­nández Lobbe -otra bestia-, recibe la copa y enfila hacia un costado. La busca. Su hermano Bebe la levanta. Ella lo saluda y él, baboso, le levanta los dos pulgares. ¡Agarrate, Catalina!

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